PARTE I
No quiero a aquel que rechaza mi
cariño
Si
quiero a aquel que me regala su amistad
No quiero a aquella que con frialdad
me engaña
Si
quiero a aquella que con amor me mira
No quiero a ese bravucón que me empuja
al caminar
Si
quiero a ese amigo que me abraza con firmeza
No quiero a esa que sin amor finge deseo
Si
quiero a esa que me besa con dulzura
No quiero al soberbio que controla y
manipula
Si
quiero al maestro que con humildad enseña
No quiero a la que sin empatía me
maltrata
Si
quiero a la que con amor me seduce
PARTE II
No quiero el sofocante
calor de los trópicos
Si quiero el suave sol de una tarde
de verano
No quiero el olor mortecino
de los sótanos
Si quiero
el aroma perfumado de tu piel
No quiero el ruido de
agudos silbatos
Si quiero el suave murmullo de
las olas del mar
No quiero los sucios gases
de las grandes ciudades
Si quiero el aire puro de las
mañanas del bosque
No quiero la
oscuridad de abandonados callejones
Si quiero la luz de una primavera
que renace
No quiero la niebla
que dificulta mi camino
Si quiero la vista que me regalan
las montañas
PARTE III
No quiero una mueca
cruel que me perturbe
Si quiero tu sonrisa que se
refleja en la mía
No quiero un puño que
me agreda con violencia
Si quiero tu mano que se funde
con la mía
No quiero dos brazos
que me opriman con dureza
Si quiero tu abrazo que con
ternura me completa
No quiero un olor acido
que lacere mis pulmones
Si quiero tu perfume dulce que despierta
mi hombría
No quiero dos ojos fríos
que al mirar no me vean
Si quiero el brillo de tu mirada
que conecta con la mía
No quiero una boca
que me roce con desprecio
Si quiero tus labios que juguetean
con los míos
Querer o no querer
esa es la verdadera cuestión
en la vida
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