Sin ninguna decisión y sin saberlo
Un día cualquiera uno llega a esta vida
Inciertos son el lugar y el momento
Más incierto es el vientre que te da la bienvenida
No recuerdo mi llegada
Dicen que fue viernes, cuando reinaba la luna
Pero sé que al nacer fui besado
Por unos ojos verdes y una sonrisa pura
Mi niñez fue de locas fantasías
Indios, vaqueros, y mis románticos piratas
Vivir al aire libre, oler las flores, treparme al pino
Recorrer mares de aventura en mi soñada fragata
En momentos donde la tristeza domina
Donde solución parece que no hay ninguna
Nunca estaba solo ni desprotegido
Allí estaban sus ojos verdes y su sonrisa pura
Cuando de adolescente mis marineros me llamaban
Su consejo fue tan claro, tan acertado
Disfrutar mi adolescencia en libertad
Y no estar en un rígido sistema naval atrapado
En la búsqueda de mi identidad, mi profesión
Ella siempre y sin dudarlo, me regaló todo su apoyo
Y así mi ser plenamente se expandió
Fluyendo en libertad, como en la montaña un arroyo
Nuevos caminos, otros horizontes me llamaban
Una búsqueda interna, algo difícil de evitar
Y ella superando su desconsuelo de madre
Con ternura y valentía siempre me supo apoyar
Mil logros, mis desilusiones, mis aventuras
Para ella eran una profunda razón de ser
Creo que ella las sentía, y en ellas también vivía
Desde el momento en que me vio nacer
El ciclo de la vida continúa
Y en su mes, Mayo, luz dimos a una criatura
Un ser hermoso, intenso, tan parecido a ella
Ojos celestes, no verdes, pero la misma sonrisa pura
Pero el destino tiene sus propios planes
Y antes de nacer nuestro pequeño buda
Un día de sol radiante, lleno de vida
Sus luceros verdes se apagaron y su boca quedo muda
Por suerte el amor no entiende de cuerpos sólidos
Y en nosotros su luminosa energía aún perdura
Y en esa estrellita fulgurante, la más intensa
Brillan para siempre sus ojos verdes y su sonrisa pura
Entre Bariloche y Buenos Aires – 18 de Octubre de 2011
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